Niegan una casa de alquiler a una pareja de mujeres: el casero sólo quiere ‘familias de verdad’

 

Hace sólo unos días, a una pareja de dos mujeres jóvenes se les denegó la petición de ver una vivienda en alquiler porque eran homosexuales. 

«Una agencia nos dijo expresamente que el casero no quiere gays ni lesbianas. Es una vergüenza», son las palabras con las que una de las dos chicas, de 33 años y natural de Prato (Italia), denuncia el hecho con desolación y rabia. Una posibilidad negada con total falta de sensibilidad, un negación anacrónico que llega tras años de aceptarse a sí mismo, de salir del armario, de contárselo a la familia, de encontrar un lugar en el mundo, un trabajo con el que sentirse libre, un compañero con el que compartir la vida. 

La historia es fácil, pero muy triste: dos mujeres ven un anuncio de un piso, de dos habitaciones , 60 metros cuadrados a 690 euros al mes. La pareja llama a la agencia, hablan de dos personas, explican las garantías, pero cuando la agente les pregunta sus nombres y descubre que son dos mujeres, se niega incluso a dejarles ver la casa, explicándoles que el propietario ha especificado descaradamente que la casa no se alquila a parejas femeninas ni masculinas, sino sólo a familias «tradicionales». La mujer pide una justificación, ya que ella y su pareja son una familia por derecho propio. Pero el agente responde con un lacónico «Sí, lo siento, adiós».

Este relato deja un sabor amargo en la boca y hace reflexionar profundamente sobre hasta qué punto el concepto de familia, entendido en su sentido más amplio e inclusivo, aún no ha sido interiorizado.

Un bochornoso episodio a través del cual confiamos en que los protagonistas de esta descorazonadora historia vivan su relación y su unión con aún más convicción, convirtiéndose, con razón, en un verdadero manifiesto de libertad.

Giorgio Galluzzo, Business Development Executive

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